15 de julio de 2009

Perversión

Era un día gris. Estaba en la iglesia, rezando. No sé, pero estaba melancólico. Rompí en llanto. Estaba muy desesperado y decidí ir a un bar, dispuesto a emborracharme. Rápidamente estaba allí, y eso que el lugar estaba a dos kilómetros de distancia.
El bar era moderno. Pedí mi primera cerveza en la barra.
-"¿Por qué esa tristeza?", me preguntó la chica que me atendía.
Con voz dramática le respondí: "Estaba enamorado de una monja, pero murió hace dos meses; el del convento que está a tres cuadras de la iglesia.
-"¡Epa! ¡Una monja!", exclamó.
-"¡Uy! Si vieras, estaba rebonita", le dije, con felicidad. "Ahora, lo único que me queda es colocarle flores, en el cementerio".
Ante aquellas intensas miradas que nos intercambiábamos entre la cantinera y yo, y luego de cuatro cervezas, empezamos a bailar.
Con su cintura junto a la mía, me empezó a seducir.
"¡Ah! ¡Tú serás la próxima!", pensé.
Entretenidamente y divertidamente la pasamos durante toda la noche.
Soñar no cuesta nada. Diez minutos después, desperté.

2 comentarios:

Nancy dijo...

Jajajaja, no podía creer que el muerto hubiera revivido. Cuando vi que tenías actualizado el blog hacía un día me vine directito solo para que me tomaras el pelo.
Muy bien, muertito, feliz resurrección y que te dure.

Re Fernández dijo...

Hey bienvenido jajajaja q risa su post